Las diferencias entre gestión de calidad total (TQM) y Six Sigma

Tanto la gestión de la calidad total (TQM por sus siglas en Inglés) como el Six Sigma son herramientas probadas en el tiempo para mejorar la calidad de los productos, así como de los servicios. Si bien existen numerosas similitudes entre ellos, las sutilezas dentro de estos sistemas son diferentes. Tradicionalmente, estos sistemas han sido utilizados por las grandes corporaciones. Sin embargo, las pequeñas empresas pueden aplicar con éxito la mayor parte de las lecciones claves.

Six Sigma y fundamentos de la gestión de la calidad total (TQM)

El Six Sigma y la gestión de la calidad (TQM) son sistemas de mejora de la calidad y tratan de reducir los productos defectuosos o el mal servicio en una organización, al tiempo que mejoran la satisfacción del cliente. Ante todo, ambos enfoques intentan identificar las fuentes fundamentales de defectos y proporcionar curas duraderas que mejoren la calidad de forma permanente. Por ejemplo, si los camiones de reparto a menudo llegan tarde en las tiendas de los clientes, los dos sistemas ven mucho más allá de los camiones, almacenes y muelles de carga. Six Sigma y TQM analizan gran parte de la empresa, identificando problemas que podrían no aparecer conectados a primera vista y revisan la cultura que podrían estar provocando estos problemas de calidad. Sin embargo, el ámbito así como las aplicaciones de estos sistemas, difieren a medida se inspeccionan más de cerca.

Enfoque y alcance

Una de las diferencias entre los dos sistemas radica en sus áreas de interés. Mientras que el TQM se centra en los departamentos individuales y en metas cuantitativas más específicas, el enfoque principal es la satisfacción del cliente. El camino que lleva a la empresa hacia ese objetivo final es secundario. El TQM debe redefinirse cuando se hayan cumplido los objetivos predeterminados. Sin embargo, el Six Sigma tiene como objetivo la mejora continua y es autopropulsado. Cuando se aplica correctamente, sigue generando beneficios después de que los objetivos iniciales se han cumplido, ya que inculca una cultura que apunta siempre para mejorar el rendimiento.

Aplicación

Los proyectos de Six Sigma son administrados por "cinturones negros" que han pasado por capacitación formal y tienen un historial probado en ganancias de calidad. Estas personas trabajan a tiempo completo en Six Sigma en sus departamentos, pero vuelven a sus anteriores puestos de trabajo después de unos años. El TQM es administrado por el departamento de control de calidad y por profesionales que se especializan en la mejora de la calidad, por lo general, durante toda su carrera. El Six Sigma tiene como objetivo difundir la propiedad de la mejora de la calidad en toda la organización, mientras que los que ejecutan TQM son más experimentados en el campo de la calidad. El Six Sigma es a menudo impulsado por un enfoque en la reducción de costos y tiende a funcionar mejor si tiene metas financieras específicas. Sin embargo, el TQM persigue objetivos que son más difíciles de reducir a una sola cifra, como la satisfacción del cliente y la excelencia estratégica a largo plazo.

Lección para las pequeñas empresas

Las pequeñas empresas pueden usar los principios de estos dos sistemas, entendiendo que el incremento de la satisfacción del cliente y la reducción de costos pueden ir de la mano. Si la reducción de costos también identifica las causas de las quejas y reclamos de los clientes, el trabajo se hace bien la primera vez con el menor desperdicio posible. Aun más, todos los empleados, incluso la persona que trabaja contigo durante las vacaciones de verano encargada de las entregas, debe centrarse en el resultado final: la calidad del producto final y la experiencia del cliente por encima de todo. Hacer exactamente lo que te dicen es bueno. Cuestionar si el trabajo se puede hacer mejor y comunicar ideas a los compañeros de trabajo es mejor.