Cómo evaluar riesgos en un proyecto

Después de terminar de planear el alcance, la línea de tiempo, el presupuesto, las tareas y los logros de tu proyecto, todavía queda mucho planeamiento para hacer. Un gerente exitoso de proyectos es uno que planea con antelación para lo inesperado y evalúa los posibles riesgos futuros de impacto en el proyecto general. Involucra a tu equipo en el proceso para asegurarte de haber identificado todos los eventos adversos que puedan suceder y tener todo cubierto.

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Identifica los eventos que pueden suceder a lo largo de la vida del proyecto que quieres impactar adversamente. Un efecto adverso es uno que cause que el proyecto se salga del presupuesto, pierda los plazos o falle. Estos riesgos pueden venir de factores de un amplio rango, incluyendo humanos, operacionales, de reputación, de procedimientos, naturales, financieros, técnicos, políticos y otros. Un riesgo operacional, por ejemplo, puede ser cómo una interrupción en los suministros podría impactar al proyecto, mientras que un riesgo natural puede ser un desastre natural.

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Transfiere los riesgos a las partes interesadas externas cuando sea posible. Si has identificado problemas en la cadena de suministros como riesgo potencial, puedes considerar transferir eso a una empresa o especialista en operaciones.

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Dale prioridad a los riesgos que has identificado. Clasifica cada riesgo en términos de impacto, qué tan probable o poco probable podría pasar realmente y qué tan bien puedes controlar el evento si sucede. Cuando evalúas el impacto de un riesgo, considera cómo podría afectar al alcance del proyecto, al presupuesto y a la línea de tiempo. Cuando sea apropiado, determina cuánto le costaría cada riesgo a la empresa si llegan a ocurrir.

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Calcula la exposición de riesgos basándote en el impacto, la probabilidad y el control. Puntúa cada una a una escala que determines, como de insignificante a crítico o de alto a bajo. Aunque es de naturaleza humana colocar más énfasis en los riesgos que puedan causarle más daño al proyecto, si es un riesgo insignificante con una pequeña probabilidad de ocurrir realmente, tienes que centrarte en otros riesgos en su lugar.

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Establece estrategias de evasión y mitigación de riesgos. Comienza al revisar el alcance de tu proyecto y elimina cualquier pieza que no sea esencial para completarse exitosamente. Mientras filtras el alcance, puedes encontrar que muchos de los riesgos identificados ya no son relevantes. Para riesgos que tienen un alto nivel de control, haz planes para cómo puedes reducir el riesgo y minimizar su impacto si llegan a ocurrir.

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Crea estrategias de contingencia, a veces llamadas "Plan B". Asigna cada riesgo a un miembro del equipo quien vigilará los indicadores o síntomas del riesgo a lo largo del proyecto. Esto te ayudará a reconocer los riesgos en desarrollo temprano, dándote la oportunidad de colocar contingencias en lugar antes de que se vuelvan críticas. Identifica qué son esas contingencias o cómo vas a contrarrestar el impacto del riesgo mientras sucede.